Los nuevos paradigmas que tienen los jóvenes se centran en el uso de las pantallas, desplegados en los blogs, los wikis, los móviles o los podcasting, buscando mas que acumular el compartir, tal como señalo el premio Nóbel de Economía 2005, Tomas Shelling que demuestra en su obra que “la gente tiende a cooperar mas de lo que dicen los modelos económicos”.
Lo anterior, se basa en que 100 millones de jóvenes entre los 12 y 25 años se comunican a través de los Messenger, con cámara incluida, de MSN, Yahoo, o Wanadoo para intercambiar escrituras, imágenes y música a lo ancho del mundo. Estos muchachos, al revés que la mayoría de los adultos, se sirven de Internet menos como una reserva del saber que como un vehiculo de contactos.
Buscan así los jóvenes experimentar la cinta tornasolada del nuevo ADN cultural, el nuevo deseo comunicacional del mundo. El consumo de bienes y servicios, de sensaciones e informaciones ha generado un nuevo sujeto mas despierto y complejo, cuya paradoja consiste en que el nuevo conocimiento parte de muchas mentes interconectadas dándose las condiciones de una multitud diversa, pensar de manera independiente, y un mecanismo fiable para recoger sus opiniones.
Hoy nos sentimos, nos definimos a través de redes, amándose por fenómenos de epidemia, sea en la moda, el rumor, las relaciones peligrosas, y las complejas. Aquello que nos distingue de los vegetales y animales no es el número de genes, sino la riqueza de las interconexiones, por lo que somos el efecto no de una constitución, sino de una organización en marcha hacia un fin, indescifrablemente en “is blowing in the wind”.
Lo anterior, se basa en que 100 millones de jóvenes entre los 12 y 25 años se comunican a través de los Messenger, con cámara incluida, de MSN, Yahoo, o Wanadoo para intercambiar escrituras, imágenes y música a lo ancho del mundo. Estos muchachos, al revés que la mayoría de los adultos, se sirven de Internet menos como una reserva del saber que como un vehiculo de contactos.
Buscan así los jóvenes experimentar la cinta tornasolada del nuevo ADN cultural, el nuevo deseo comunicacional del mundo. El consumo de bienes y servicios, de sensaciones e informaciones ha generado un nuevo sujeto mas despierto y complejo, cuya paradoja consiste en que el nuevo conocimiento parte de muchas mentes interconectadas dándose las condiciones de una multitud diversa, pensar de manera independiente, y un mecanismo fiable para recoger sus opiniones.
Hoy nos sentimos, nos definimos a través de redes, amándose por fenómenos de epidemia, sea en la moda, el rumor, las relaciones peligrosas, y las complejas. Aquello que nos distingue de los vegetales y animales no es el número de genes, sino la riqueza de las interconexiones, por lo que somos el efecto no de una constitución, sino de una organización en marcha hacia un fin, indescifrablemente en “is blowing in the wind”.
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