
Hay quienes sostienen que solo se trata de la reacción de la luz en los ojos del gallo, que es lo que lo lleva a cantar al salir el sol. Se ha probado encendiendo bruscamente una luz brillante en medio de un gallinero oscuro, durante la noche, para ver si el gallo canta. En algunos casos el gallo ha respondido a la luz y tratado de cantar como lo hace al alba, pero lo ha hecho de una manera muy miserable e ingrata. Todo el que conozca bien el verdadero canto de un gallo sabe que cuando lo hace a mediodía o a la luz de una linterna o luz eléctrica, solo hace una imitación a la que algo le falta.
En la obra de teatro “Chantecler” se muestra que aunque el gallo viejo y alegre creía que era él quien hacia salir el sol con su canto, descubrió una vez, para gran desencanto suyo y de su vanidad, que cierta mañana se quedo dormido y el sol salió sin que el cantara, y desde entonces fue en el gallinero un rey destronado y vencido, perdido el respeto y la admiración de sus compañeras, y desde luego hay en el mundo quienes creen que el sol sale si ellos lo disponen, y creen también que ayudan al mundo para que siga dando vueltas, pero tendrán su desencanto como el célebre gallo.
La verdad del asunto es que las sensitivas facultades síquicas del gallo reciben la acción del efecto magnético del sol cuando sale, no depende de los brillantes rayos al surgir en el horizonte. En experimentos de radio y pruebas eléctricas y magnéticas en laboratorios, en viajes en alta mar y en el desierto, se ha comprobado que hay un efecto magnético en la atmosfera y en la tierra en el distrito inmediato a la salida del sol, antes de ser visible.
Son tan intensos los efectos magnéticos durante el alba y también durante el ocaso, que los estudiantes de sismología al estudiar las causas de los temblores de la tierra, han observado que ocurren antes de la salida del sol, en el mismo momento, durante o después de la puesta del sol. Otro gran periodo para los temblores de tierra es al mediodía o medianoche, pero los efectos son menos frecuentes en esos momentos.
Sabemos que la recepción de radio desde largas distancias mejora o es más fuerte inmediatamente antes de salir el sol, en el momento de salir o al ponerse. Por estos y muchos otros experimentos sabemos que estos periodos tienen un efecto magnético en el estado de la tierra y en todas las cosas vivientes, incluyendo la vida vegetal y animal, como el gallo.
En la obra de teatro “Chantecler” se muestra que aunque el gallo viejo y alegre creía que era él quien hacia salir el sol con su canto, descubrió una vez, para gran desencanto suyo y de su vanidad, que cierta mañana se quedo dormido y el sol salió sin que el cantara, y desde entonces fue en el gallinero un rey destronado y vencido, perdido el respeto y la admiración de sus compañeras, y desde luego hay en el mundo quienes creen que el sol sale si ellos lo disponen, y creen también que ayudan al mundo para que siga dando vueltas, pero tendrán su desencanto como el célebre gallo.
La verdad del asunto es que las sensitivas facultades síquicas del gallo reciben la acción del efecto magnético del sol cuando sale, no depende de los brillantes rayos al surgir en el horizonte. En experimentos de radio y pruebas eléctricas y magnéticas en laboratorios, en viajes en alta mar y en el desierto, se ha comprobado que hay un efecto magnético en la atmosfera y en la tierra en el distrito inmediato a la salida del sol, antes de ser visible.
Son tan intensos los efectos magnéticos durante el alba y también durante el ocaso, que los estudiantes de sismología al estudiar las causas de los temblores de la tierra, han observado que ocurren antes de la salida del sol, en el mismo momento, durante o después de la puesta del sol. Otro gran periodo para los temblores de tierra es al mediodía o medianoche, pero los efectos son menos frecuentes en esos momentos.
Sabemos que la recepción de radio desde largas distancias mejora o es más fuerte inmediatamente antes de salir el sol, en el momento de salir o al ponerse. Por estos y muchos otros experimentos sabemos que estos periodos tienen un efecto magnético en el estado de la tierra y en todas las cosas vivientes, incluyendo la vida vegetal y animal, como el gallo.
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